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CÁDIZ | SOCIEDAD

Décimo aniversario de la muerte de Canelo, el perro que esperó 12 años a su amo en la puerta del hospital

CALLE DEDICADA A CANELO.
GEMA FREIRE
07/12/2012 19:51
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  El próximo domingo, se cumplen diez años de la triste pérdida de Canelo, el “perro de los gaditanos”. Fue la fatídica mañana del 9 de diciembre de 2002, cuando un Volvo oscuro terminó con la vida de este fiel animal arrollándolo en el paso de peatones que tantas veces había cruzado a las puertas del Hospital Puerta del Mar. Un triste final para un perro que demostró la lealtad hacia su dueño hasta el final de sus días. 
  Pero la historia de Canelo empezó mucho antes, en concreto, en el año 1990, cuando su amo ingresó por última vez en el centro sanitario para someterse a una diálisis. Esa mañana los dos amigos se despidieron como de costumbre, con un “espérameaquí, compañero”, una frase que explica la vida de Canelo a partir de ese momento. Ese día algo salió mal y el amo nunca volvió a reencontrarse con su perro. Pero su fiel escudero no podía comprender que su amigo ya no estaba vivo. Ya le había acompañado muchas veces hasta el hospital y su compañero siempre había vuelto. Así que, tal como le dijo al entrar, le esperó, y lo hizo no sólo un día, ni dos, ni tres, ni una semana, ni un mes, sino 12 años, día tras día, con viento, lluvia, frío o calor. Durante su larga espera llegó a ser denunciado y fue trasladado a la perrera hasta en dos ocasiones, provocando movilizaciones populares de vecinos y protectoras de animales, que finalmente consiguieron su indulto.
Desde ese momento, la Asociación Agaden se hizo cargo del animal, apadrinándolo y proporcionándole las vacunas y los permisos necesarios para que pudiese seguir esperando a su dueño sin tener más problemas, amparado por la Ley.
Hubo gente de dentro y fuera de Cádiz interesada en apadrinar a un perro tan querido y famoso en todo el mundo por su enternecedora historia. Canelo pasó por dos adopciones, pero no quería otro hogar que no fuera el de su amo, por lo que tuvo que ser devuelto a la calle antes de que muriera de pena. 
Dos años después de su muerte, por iniciativa de Agaden, con el visto bueno del Ayuntamiento, la asociación protectora de animales y las federaciones de vecinos 5 de Abril y Cadice, se decidió darle su nombre a una calle peatonal que el animal frecuentaba. En el mismo callejón se colocó una placa de bronce con el torso en relieve del animal conmemorativa de este acto de fraternidad y de amor incondicional. En la placa se puede leer aún: “A Canelo, que durante 12 años esperó en las puertas del hospital a su amo fallecido. El pueblo de Cádiz como homenaje a su fidelidad. Mayo de 2004.”

Chirigota: La Hermandad del M.O.P.U. (Haciendo el camino)
Año: 2004- Cádiz- Semifinalista.
Letra: Francisco Cárdenas Ruso.
               José Ramón Peñalver Hoyos.
Música: Manuel Sánchez Alba (NOLY).
Cuplé: Al Perro Canelo.

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Comparsa: Los Parias.
Año: 2006-  Cádiz.  Cuarto Prémio.
Original:  Juan Carlos Aragón Becerra.
Dirección:  Francisco Javier Bohorquez Gutiérrez.
Pasodoble: De todos los hijos que tuve.

De todos los hijos que tuve
y que sostuve entre mis brazos
hay una que de mi regazo
no se escapó mientras que pude,
hasta que entre sus juventudes
la despedí con mil abrazos.
Y lloré, como con ninguno lloré,
porque con ella caminé
hasta que entre sus juventudes
la despedí con mil abrazos.
Ay, su corazón
era un poco más grande
que el de los demás
Se moría por mí,
me manchaba de barro
y besaba a la vez
con su particular
mordedura de niña
de canina raza,
y de noche los ojos que abría
me daban calor
y encendían la casa.
Y fue con su piel de canela
la más fiel centinela
que mi sueño veló.
No era una hija cualquiera,
era la huérfana indefensa,
desobediente y sinvergüenza,
la más traviesa y libertaria,
la bondadosa infatigable
con el espíritu indomable
de las mujeres de los parias.
Y otra mujer, esta mayor
del pelo largo y raza blanca
le prohibió venir conmigo a la ciudad
porque su forma de entender la educación
no era la misma que la de los animales.
No le llamen perra a ninguna mala mujer
que mi perra no tuvo maldades
y me dio un cariño que jamás encontraré
en nadie.

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