Vistas de página en total

1976     1976     1976     1976     1976

Adolfo Suárez, presidente del Gobierno

Su llegada al poder, impulsada por el rey Juan Carlos I y articulada por Fernández Miranda, abre la fase decisiva de la transición española a la democracia

Adolfo Suárez, presidente del Gobierno
Adolfo Suárez jura como presidente del Gobierno en presencia del Rey y Torcuato Fernández Miranda Hemeroteca

El 3 de julio de 1976, el rey Juan Carlos I, previa propuesta en la terna del Consejo del Reinodesigna como presidente del Gobierno a Adolfo Suárez.  Laelección sorprende a políticos, medios y, prácticamente, a la totalidad de la sociedad española. Pero, sin duda, es una operación cuidadosamente preparada para relanzar  las reformas. La frase del presidente del Consejo, Torcuato Fernández Miranda, al finalizar las deliberaciones: “Estoy en condiciones de ofrecer al rey lo que el rey me ha pedido, así lo demuestra.
El primer día del mes de julio, Carlos Arias Navarro, presidente del Gobierno español desde diciembre de 1973, presenta su dimisión. El rey había tenido que aceptar la continuidad de Arias, en diciembre de 1975,  tras acceder a la Jefatura del Estado. Pero siete meses después, la lentitud de las reformas y el inmovilismo de Arias Navarro provocan el deterioro de la situación y la preocupación de la Corona. El rey, como había informado el semanario Newsweek, tenía una opinión negativa del jefe del ejecutivo y lo consideraba el principal obstáculo para la reforma democrática.
La aprobación en junio de una tímida ley de Asociaciones –eufemismo de partidos políticos-, desvirtuada por la negativa de las Cortes a la modificación de algunos artículos clave del Código Penal, y los impedimentos  para aprobar medidas para la reconciliación –amnistía- convencen definitivamente al monarca de la urgencia de abordar la sustitución del presidente del Gobierno. Para ello cuenta con la ayuda decisiva de Torcuato Fernández Miranda, ya situado en la presidencia de las Cortes y del Consejo del Reino.
Conseguida, sin demasiada dificultad, la dimisión de Arias Navarro, el Consejo del Reino, institución formada por diecisiete miembros, debe presentar una terna de tres candidatos para que el rey elija al futuro presidente. Aunque la ley marca un plazo de seis días, bastan dos para que el Consejo elabore la terna. La rapidez no es casual, el Consejo tenía prevista una reunión ordinaria el día 2 de julio, y la presión decisiva para la dimisión de Arias Navarro se produce el día anterior.
La terna final, obtenida en menos de 48 horas, la compone el democristiano Federico Silva Muñoz (15 votos), el tecnócrata Gregorio López Bravo (14) y  Adolfo Suárez (12). Fuera quedan miembros del gobierno Arias de mayor peso político: Antonio GarriguesManuel Fraga Iribarne, y, para muchos, el favorito, José María de Areilza.
Fernández Miranda ayudado por Miguel Primo de Rivera consigue que Suárez esté siempre en la criba de los sucesivos candidatos, esta hábil maniobra política constituye otro de los secretos mejor guardados de la transición. Lo cierto es que el joven político abulense -accede a la presidencia con 43 años- está en todas las votaciones.
La Vanguardia, el mismo día de la dimisión de Arias Navarro, se refiere a Suárez sin nombrarlo como uno de los posibles aspirantes, al recordar su discurso del 9 de junio en defensa de ley de Asociaciones, en el que defiende la existencia de los partidos políticos y el pluralismo.
Adolfo Suárez, pupilo del malogrado Herrero Tejedor, había sido gobernador civil y jefe provincial del Movimiento de Segovia en 1968. Director general de Radiodifusión y Televisión Española de 1969 a 1973 –allí entrevé el poder de la pequeña pantalla, que tan bien utilizará en sus discursos televisivos-. Y ministro secretario general del Movimiento en el primer gobierno de la Monarquía en diciembre de 1975. Es un político joven, de la generación del Rey, pero con  experiencia y conocimiento de los mecanismos del régimen franquista. Y sobre todo, como muchos reconocen, posee una gran ambición política.
La elección de Suárez provoca expectación y recelos, tanto en España como en el extranjero, donde se sigue muy de cerca la evolución política española. Después de jurar el cargo, realiza su primer mensaje televisado, con un lenguaje directo y la convicción de instaurar la democracia en breve tiempo.
La formación del nuevo gobierno tampoco es fácil, figuras relevantes rechazan entrar en el gabinete –Pío Cabanillas, Antonio Garrigues, Areilza-, pero finalmente Suárez, con el apoyo de Alfonso Osorio y los democristianos del régimen, anuncia la formación de su primer gobierno. Muchos de sus miembros serán protagonistas destacados de la transición: Marcelino Oreja,Landelino LavillaRodolfo Martín VillaLeopoldo Calvo-SoteloFernando Abril Martorell o el mismo Osorio. Pese a todo ello no pueden evitar feroces críticas e incluso son tachados de Gobierno de penenes (profesores no numerarios) o grupo de jóvenes oportunistas.
Los nuevos ministros juran su cargo el día 8 en el palacio de la Zarzuela, donde vuelven al día siguiente para celebrar el primer consejo de ministros bajo la presidencia del rey Juan Carlos. Otro dato concluyente de la tutela de la Corona sobre la transición. El monarca los exhorta a tomar “decisiones importantes en el aspecto político y económico”, profundizar en la participación de todos y conciliar la evolución hacia nuevas estructuras sociales y políticas.
Una semana más tarde, el 16 de julio, al finalizar el Consejo de Ministros, se da a conocer ladeclaración programática del Gobierno. En un lenguaje casi rupturista, que rompe con la tradición de leer entre líneas, se habla de soberanía, de libertades políticas, sindicales y de expresión. Se anuncia la convocatoria de elecciones generales antes del 30 de junio de 1977 y la petición cursada al rey para que otorgue una amnistía a los delitos políticos y de opinión.
El camino de la transición a la democracia está trazado, y pese a las dificultades, culminará con éxito con la aprobación de la Ley de Reforma Política en referéndum el 15 de diciembre y la celebración de las primeras elecciones democráticas el 15 de junio de 1977.



Comparsa: Nuestra Andalucia 1977
Pedro Romero Varo / Aurelio del Real
Pasodoble: Vencedores ni vencidos

Sin odios ni rencores
cogidos de la mano
caminemos unidos
como los buenos hermanos.
Sin ira en el pasado
y sin mirar p’atrás
sin resacas ni patrañas
construyamos una España
en orden y en libertad.
Aquella guerra fratricida
tan suicida
aquella herida ensangrentada
cerrada está.
Una España distinta y moderna
hay que formar
con niveles más altos y más justos
hay que alcanzar donde todos vivamos en paz.
Fuera
esos odios entre hermanos
vamos a perdonarnos y darnos la mano.
Fuera
ese trato villano
sin humillaciones
que nada ha alcanzado.
En la España de hoy no debe existir
ni puede haber
vencedores ni vencidos
sino el pueblo muy unido
cada uno en su papel.
Y las rencillas del ayer
perdonando quedan olvidadas
las heridas cerradas
obligan de nuevo
a empezar otra vez.


No hay comentarios:

Publicar un comentario